Fidelidad a nuestros orígenes
Luís Ángel Fernández Hermana - @luisangelfh
18 septiembre, 2018
Editorial: 238
Fecha de publicación original: 24 octubre, 2000
Quien la ha de besar, le buscará la cara
Este viernes 27 de octubre celebramos la I Jornada en.red.ando, dedicada a examinar tecnologías de la información de próxima generación. Un encuentro singular tanto por su temática como por las circunstancias que lo rodean. En plena efervescencia de conferencias, seminarios, congresos, etc., sobre Internet, donde el comercio electrónico y todas las variantes de éste en cuanto a los negocios posibles a través de las redes ocupan el primer, y reiterativo, lugar de atención, nosotros vamos a intentar dar un pequeño salto en el tiempo y echarle un vistazo de cerca al futuro. Este no es un ejercicio baladí. La historia reciente de Internet nos enseña que, tan importante, o más, que estos debates contingentes sobre las oportunidades de negocio que ofrecen las redes, es el momento y la forma como las organizaciones incorporan los nuevos desarrollos de la Red, sobre todo aquellos relacionados con la gestión del conocimiento. La preparación de la organización, su sensibilidad ante los cambios y la adaptación cultural para emprender la reorganización necesaria para aprovecharlos, son factores cruciales para determinar la posición de esa organización en el mercado y su capacidad para descubrir las nuevas oportunidades y prepararse para afrontar los nuevos retos.
El ejemplo más evidente de esto es la historia de la propia World Wide Web y de los navegadores, en particular Mosaic, ancestro directo de Netscape. Inventada en el Laboratorio Europeo de Física de Partículas por Tim Berners-Lee y Robert Cailliau a principios de esta década, a partir de 1994 el desarrollo y supervisión de la Web fue pasando a manos de EEUU ante el escaso interés mostrado por las empresas e instituciones europeas. Me parece que aquí reside una de las claves fundamentales para comprender el atraso europeo en la incorporación de las tecnologías de la información, tanto al sistema productivo, como al amplio abanico de actividades que conforman la Sociedad de la Información. Cuando los servidores de la WWW residentes en el CERN se trasladaron al Consorcio del World Wide Web (W3C) en el MIT (EEUU) en 1995, la noticia pasó desapercibida en Europa. Muy pocas empresas de la Unión Europea sabían en aquellos momentos qué era la WWW y para qué servían los navegadores. Ahora ya no es más que historia-ficción imaginar lo que habría significado para muchas de ellas –y para la sociedad, en general– el haber disfrutado de la oportunidad de entrever y comprender la revolución informacional que estaba comenzando a eclosionar de manera irrefrenable hace ahora tan sólo cinco años. Hoy comenzamos a imaginarnos el costo de haber ignorado entonces estos avances y la enorme dificultad para recuperar el tiempo perdido.
Pues bien, la I Jornada en.red.ando se inscribe en este contexto. Nosotros pensamos, como ya es de conocimiento común, que estamos entrando en un período donde la formación continua se convertirá en una especie de segunda piel, que nos permitirá prepararnos para desenvolvernos en un mundo tan fluido, cambiante y dinámico como el que proponen las redes de información y conocimiento. Y una fase esencial de esa preparación consiste en conocer las nuevas tecnologías de la información que en estos momentos o ya están saliendo del laboratorio o están dando sus primeros pasos como prototipo. Tecnologías que están destinadas a tener un fuerte impacto en la forma como las empresas y las organizaciones generan, usan y aprovechan la información y el conocimiento. Por esta razón, por la necesidad de conocer estas tecnologías a tiempo para poder incorporarlas en una fase temprana, es que en.red.ando ha decidido organizar estas Jornadas, que tendrán continuidad en los próximos años.
¿Y de qué tecnologías se trata? Pues, en concreto, de sistemas capaces de analizar la información, procesarla conceptualmente y mostrarla mediante objetos por los que se puede navegar intuitivamente, sin importar el volumen de información tratada –desde un documento hasta todo lo almacenado en formato digital durante la vida de una empresa u organización–, ni si ésta está guardada en forma estructurada –bases de datos, archivos jerarquizados, etc.– o se trata de correos electrónicos, documentos aislados (o en paradero desconocido), presentaciones u hojas de cálculo. Todas estas tecnologías, que tienden un puente imprescindible entre la gestión documental y la gestión del conocimiento, se están desarrollando en EEUU y desde allí vienen los responsables para mostrárnoslas en la I Jornada en.red.ando junto con expertos europeos. Todo esto, por otra parte, forma parte del libro que entregaremos a los asistentes –más de 200 páginas de textos y gráficos– y que posteriormente podrá adquirirse a través de la Red.
También vamos a hacer la presentación pública de en.medi@, una tecnología para la gestión de conocimiento en red desarrollada por en.red.ando, que ya lleva casi dos años de pruebas. en.medi@ se basa en un innovador diseño de los flujos de comunicación en un espacio virtual contextualizado a partir de una serie de objetivos, donde los participantes intervienen como productores y consumidores de la información y el conocimiento generado por ellos mismos, asistidos por una red de gestores de conocimiento en red. El resultado es una producción de información y conocimiento de alta calidad, sujeta a los objetivos previamente establecidos y, a partir de la cual, surgen nuevos productos que permiten hacer crecer la inteligencia distribuida en el espacio y su base de conocimiento.
Hace unos días, el amigo Alfons Cornella decía acertadamente en su boletín Extra-Net 541, titulado «Espacios construidos a partir de subespacios de personas»: «Las empresas deberán aprender a aprovechar el potencial acumulado en forma de clientes fieles, porque son ellos, y más concretamente lo que son capaces de hacer a partir de la combinación de sus cerebros y sus máquinas, los que van a dar una vida diferente a sus espacios en Internet. No se trata, obviamente, de dejar a los clientes un pequeño espacio de su web para distraerse hablando entre ellos (¿cuántos forums se han construido sin que nadie se haya molestado ni siquiera en entrar un día en ellos?), sino de entender que la dinámica de la Red convierte a la gente en emisores, para liberarlos del rol de meros receptores al que la economía tradicional los había relegado. Si parte del capital intangible de una empresa está acumulado en forma de clientes satisfechos, habrá que aprender a apalancar esa satisfacción como atractor de más clientes. En otras palabras, el «capital clientes» deberá incorporarse a los procesos de la empresa, en formas que, de nuevo, hoy no podemos ni imaginar».
Pues, bien, nosotros nos hemos podido imaginar una de estas formas (y muy cerca de tu casa, Alfons) y, además, funciona. en.medi@ es el fruto de la experiencia acumulada por en.red.ando en su trabajo en Internet. Desde su fundación en enero de 1996, cada martes la revista electrónica se ha dedicado a reflexionar sobre el impacto de Internet y analizar sus consecuencias en campos tan diversos como la comunicación, la educación, la organización empresarial, la economía, la ciencia, la cultura o la política. Esta tarea, sin embargo, la emprendimos junto con los internautas. O sea, nuestra redacción –si es que se la podía calificar de tal– estaba integrada por quienes elaboraban materiales propios y en primera persona sobre sus experiencias en la Red. Gracias a esta contribución valiosísima y sin parangón, hemos podido adquirir una cierta perspectiva sobre el funcionamiento de la Red y el papel que juegan en ellas, según su comportamiento, los individuos, los colectivos, las empresas, las organizaciones o las administraciones. En esta experiencia hay poco libro de consulta (bueno, sí, los hay, como es natural) y mucha, muchísima reflexión sobre lo que sucede y cómo sucede en la Red a partir de nuestra propia práctica, como corresponde, por otra parte, cuando hablamos de algo tan nuevo y revolucionario como es el entorno virtual en red.
Fruto de esta experiencia, la revista en.red.ando se ha convertido en un medio de producción de conocimiento sobre el mundo virtual. Esta experiencia, además, no comenzó en 1996, sino que se remonta a los trabajos y proyectos en los que muchos de nosotros hemos estado involucrados en Internet desde finales de 1991, ya fuera en los foros de UseNet, GreenNet, APC, Compuserve o TCN, así como en la elaboración de proyectos de comunicación cuyo objetivo era crear espacios virtuales estables donde fuera posible compartir el conocimiento entre todos los participantes. A mí me tocó también, entre otras cosas, seguir de cerca el desarrollo de la propia Web de mano de sus inventores. Como curiosidad, adjunto al final uno de los mensajes que nos cruzamos con Robert Cailliau (*), quien en su firma avisa de que el correo electrónico del CERN cerrará en Navidades (¡!). El desarrollo de en.medi@, por otra parte, nos ha llevado a lugares fascinantes, como la participación en el doctorado sobre «Funciones mentales superiores en espacios virtuales y gestión de espacios virtuales de información y conocimiento», organizado por el Instituto Universitario de Ciencias de la Educación de la Universidad de Salamanca.
La primera aplicación de en.medi@ la pusimos en marcha en febrero de 1999 en la propia revista en.red.ando: creamos un espacio dedicado a «Los Nuevos Medios en la Sociedad de la Información». En mayo del 2000 pusimos en marcha en.jornad@, un en.medi@ para organizar la fase online de la I Jornada en.red.ando que está dedicado a la gestión del conocimiento. En octubre del 2000 abrimos Liderarte, un en.medi@ para debatir los procesos de toma de decisiones en las organizaciones y la gestión del cambio personal en la Sociedad de la Información. A principios de noviembre del 2000 comenzará a funcionar Palaver (**), un en.medi@ que formará parte del Máster en Comunicación Digital en.red.ando, que se impartirá totalmente por Internet. Palaver le permitirá a los alumnos participar activamente en la generación de conocimiento, aprender a gestionarlo, así como a diseñar sistemas de este tipo para proyectos específicos. Además, servirá como espacio de reciclaje para quienes se conviertan en ex-alumnos del Máster.
Este cúmulo de experiencias y proyectos es el que nos ha llevado a organizar la I Jornada en.red.ando. No es frecuente que una empresa –y menos una empresa de nuestro tamaño– emprenda la tarea de poner en contacto a otras empresas y organizaciones, a sus directivos, a quienes tienen que tomar decisiones, con los líderes de la investigación en tecnologías de la información de próxima generación. Pero creemos que encuentros de este tipo –insólitos por otra parte en nuestro país y en Europa–, brindan una ocasión única para evaluar de cerca la evolución de los sistemas de información que constituirán la base de la nueva economía y, además, tienden un puente de plata para salvar las distancias culturales y de percepción que impiden el aprovechamiento de las oportunidades que ofrece la Sociedad de la Información.
Una de las lecciones que hemos sacado del trabajo de todos estos años es la importancia de la información y el conocimiento sobre la propia evolución de la Red. Y para ello es necesario remontarse sobre debates contingentes que, frecuentemente, oscurecen más que aclaran el horizonte, a fin de poder decidir el lugar que cada uno está dispuesto a ocupar en este cambiante mundo que estamos creando entre todos. Creemos, equivocados o no, que reunir a quienes lideran la investigación en Internet con quienes deberán aplicar los resultados de estos trabajos es una «prioridad estratégica». Nos parece –y en esto sabemos que no estamos equivocados– que la organización informacional interna de las empresas y las organizaciones es la clave de su adaptación a la Sociedad de la Información. Y sistemas como los que se van a presentar durante la I Jornada en.red.ando, y que seguiremos debatiendo desde la Red, constituyen piezas esenciales de ese proceso.
(*) Mensaje de correo electrónico enviado por Robert Cailliau a LAFH, en diciembre de 1993, dándole acceso a la WWW, residente en el servidor del CERN.
Sender: cailliau@www1.cern.ch
Received: from dxmint.cern.ch by arl-img-1.compuserve.com (8.6.4/5.930129sam)
id CAA05239; Mon, 20 Dec 1993 02:03:58 -0500
Received: from www1.cern.ch by dxmint.cern.ch (5.65/DEC-Ultrix/4.3)
id AA04572; Mon, 20 Dec 1993 08:03:56 +0100
Weceived: from [128.141.103.5] by www1.cern.ch (4.1/SMI-4.1)
id AA17691; Mon, 20 Dec 93 08:07:21 +0100
Message-Id: <9312200707.AA17691@www1.cern.ch>
X-Sender: cailliau@www1.cern.ch (Unverified)
Mime-Version: 1.0
Content-Type: text/plain; charset=»us-ascii»
Date: Mon, 20 Dec 1993 08:02:45 +0100
To: «LUIS A.FERNANDEZ HERMANA» <100113.1442@compuserve.com>
From: cailliau@www1.cern.ch (Robert Cailliau)
Subject: contacting me
Luis,
>I’ve been trying to contact Cailliau through Compuserve without any success…> … …
Did you not get my first reply? I get your messages when you send them to me.
As to WWW: I don’t know whether Greennet allows you to make a telnet session. If it does, just try either
telnet info.cern.ch
which gives you one entry to the web, or
telnet www1.cern.ch
which gives you the entry to the Epac conference, but from which you can also get to the rest. There are no logins and no passwords.
Robert.
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NOTE: CERN e-mail is closed down from Wed. 22 Dec 12:00 until Wed. Jan 5 at 08:30
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Robert Cailliau
World-Wide Web Project | phone: +41 22 767 5005
C E R N | fax: +41 22 767 8730
European Laboratory for Particle Physics | e-mail: cailliau@www1.cern.ch
CH – 1211 Geneve 23 | diary: http://www1.cern.ch/
(Switzerland) CERN/Admin/Diaries/Robert.html
(**) Palaver finalmente se denominó baraz@