Educación XXI

Gestión del Conocimiento y Gestión de conocimiento en red: una distinción no sólo metodológica

Luís Ángel Fernández Hermana - @luisangelfh
30 mayo, 2013
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…ni todos estamos en el mismo lugar (Perogrullo)

Por eso resulta tan complicado encajar ese mundo de la organización empresarial (al que no pertenecemos todos) con el que constituye el campo en el que desarrollamos nuevas competencias profesionales: el de la comunicación en entornos virtuales, el de la organización de flujos de información y conocimientos en red, el del despliegue de estrategias negociadas entre internautas (ciudadanos) no concebidos como empleados de empresas, aunque lo sean. La GC-Red nos coloca en una posición única desde el punto de vista de la evolución humana: todos somos potencialmente generadores de información y conocimiento (esta facultad nos acompaña desde la noche de los tiempos), todos somos potencialmente organizadores de esa información y conocimiento, pero no todos somos necesariamente gestores competentes de esa información y conocimiento (como la historia nos ha demostrado sobradamente y lo constatamos diariamente).

Pero el hecho de que todos seamos potencialmente organizadores nos coloca en una posición conflictiva frente a la organización empresarial o a las organizaciones con organigramas formales de mayor o menor rigidez. Esta es la matriz del famoso conflicto del cambio cultural. La GC-Red permite organizar información y conocimiento (y a las personas involucradas en estos procesos) a partir de organigramas de mayor o menor transversalidad, ya que utiliza recursos de la red y concita consensos incluso con sectores desconocidos o ajenos con el fin de alcanzar objetivos predeterminados por ese tipo de organización. De paso, la GC-Red convierte a la verticalidad en una función más de otra forma de organizar la información y el conocimiento, una función que podríamos calificar de complementaria de la transversal, en diferentes grados y según las circunstancias,

Al no entenderse esta diferencia -que no es sólo formal, sino de fondo, conceptual- es frecuente ver cómo las propuestas viajan de la organización ya establecida a la organización por establecer con una carga desmedida de voluntarismo y de buenas intenciones, lo que genera un lenguaje desmedido e impreciso cargado de preciosas metáforas, sin asumir la responsabilidad de tener que describir los procesos y las metodologías necesarias para bajar a tierra dichas propuestas en busca de los resultados que aspiran conseguir. Un lenguaje que determina el cariz y la consistencia de las cosas, basado en una terminología cuyo contenido no es necesario demostrar. Por eso hemos llegado al punto en que cualquier cosa, intencionalidad, proceso o evento es proclamado como “conocimiento” con una facilidad pasmosa (una guía para usuarios, “compartir” en la Intranet, expresar lo que uno siente, etc.).

Estamos hablando de GC-Red. No estamos hablando de que alguien cuente algo en la red, de que alguien “comparta” algo en la red. Estamos hablando de procesos complejos basados en interacciones que quedan registradas y que deben organizarse no sólo para quienes las promueven, sino incluso para los que todavía no han llegado, para los que habían estado y para los que vendrán. Esto supone gestionar la información y el conocimiento como organización de flujos de comunicación en estructuras virtuales no perecederas, sostenibles (como, por cierto, lo son las instituciones de conocimiento que conocemos, desde universidades a centros de investigación, agencias, sistema educativo formal e informal, y muchas otras organizaciones sociales que conforman el contexto en el que nos desenvolvemos). Y convertir ese conocimiento en productos tangibles para aplicarlo en el mundo físico o en el mundo virtual, para entender en suma el mundo en el que actuamos, para modificarlo o para lo que hayamos decidido que queramos utilizarlo.

Por último, al mezclar estos dos mundos tan diferentes no sólo se ha dado una dicotomía GC/GC-Red, sino que diría que ha ocurrido una tricotomía: por una parte, las consideraciones sobre la GC procedentes de una larga experiencia en el mundo de la empresa u organizaciones de base empresarial, por la otra, las dificultades para sistematizar los elementos esenciales de la GC-Red con el fin de aislar y transmitir las competencias que le son propias y, por último, como consecuencia y resultado de todo esto, las innumerable propuestas de proyectos que, en el nombre de la GC o de un sucedáneo de la GC-Red, no reflejan ni lo uno ni lo otro, sino el estado de la cuestión actual cuando uno observa qué hacen las organizaciones o cómo tratan de resolver problemas que simplemente deberían abordarse por lo menos con un grado razonable de eficiencia.

Necesitamos asumir y comprender este punto de partida fundamental: las competencias profesionales son diferentes en la GC y en la GC-Red porque se trata de dos disciplinas radicalmente diferentes. Lo que pide la economía, la sociedad, la política y la cultura a cada una de ellas, también. Esto no quiere decir que no se toquen o que no deban o puedan trabajarse en común, sobre todo cuando se trata de que las empresas preparen o realicen actividades para desarrollarlas en entornos globales. Pero lo que las llevará a esos entornos es la GC-Red, no la GC. La GC-Red es el sistema que permite convertir a las comunidades virtuales (agrupaciones en red que persiguen objetivos comunes, tengan o no el envoltorio empresarial) en redes sociales virtuales de conocimiento al superponerles capas de contextualización y, sobre todo, de gestión de redes con el fin de generar y obtener productos de conocimiento en función de objetivos. Estas son dos claves fundamentales para comprender el conflicto entre ambos tipos de gestión de conocimiento y para actuar en consecuencia en el mundo actual.

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