De exploradores y cartógrafos

Luís Ángel Fernández Hermana - @luisangelfh
25 abril, 2017
Editorial: 92
Fecha de publicación original: 4 noviembre, 1997

La mano que da, recoge

La nueva ola de sistemas de información que están apareciendo en Internet –y la maduración de los existentes– están mostrando, más claramente que nunca hasta ahora, el nuevo rostro del periodismo en la Red o, lo que es lo mismo, de la forma de trabajar con la información en el ciberespacio. Este será, sin duda, uno de los aspectos cruciales del desarrollo de Internet.

Algunos de los rasgos de los nuevos informadores los habíamos adelantado en la serie sobre periodismo digital publicada en en.red.ando durante octubre y noviembre del año pasado, aunque el análisis estaba centrado fundamentalmente en los medios de comunicación tradicionales. En aquella época, sobre todo durante la celebración del III Congrés de Periodisme de Catalunya, se popularizó (no sin una cierta «oposición» crítica) la propuesta del amigo Vicent Partal, coordinador de VilaWeb, de equiparar al periodista en la Red con el del guardia urbano de la información.

La metáfora era, sin duda, evocadora: ordenar el tráfico de bits, dirigirlo hacia las rutas apropiadas, aglutinarlo y desparramarlo según las necesidades, etc. Sin embargo, la imagen no era suficiente. Quizá se adaptara a algunas de las actividades de algunos periodistas digitales, pero no a las que corresponden a los sistemas de información de la Red. El guardia urbano funciona en el contexto de una red urbana ya construida, con las calles, plazas y avenidas tendidas, todo lo cual con unas dimensiones predeterminadas. Esa no es la situación de Internet, donde si continuamos con el símil urbano, lo que ocurre es precisamente lo contrario: el trazado es una tarea pendiente en un territorio difuso, desconocido o, cuando menos, caóticamente organizado. Su ordenamiento es la función que asumen los sistemas de información, ya sea aportando contenidos nuevos o trabajando sobre los existentes. El periodista, en este caso, está más cerca de una combinación entre el explorador y el cartógrafo. Explorador de datos e informaciones y cartógrafo del conocimiento, ora como tareas diferenciadas, ora como un continuo. Su objetivo es convertir este proceso en una relación interactiva entre los usuarios con el fin de densificar de manera inteligible el volumen de información disponible en la Red.

Desde esta perspectiva, la función del periodista consiste en darle sentido a un mapa informativo desordenado que pide un diseño comprensible para la intervención del internauta.

Los accidentes geográficos –el entramado urbano en el caso del guardia– deben ocupar el lugar que les corresponde a partir de la acción de este nuevo operador de la Red. Para ello, como sucede en el caso del explorador y del cartógrafo, debe servirse de las herramientas apropiadas en cada caso y en función de los objetivos, independientemente de las diferencias propias entre publicaciones por razón de sus finalidades. Son éstas las que determinarán las proporciones entre ayudas a la navegación, contenidos audiovisuales, relaciones entre sistemas informativos, creación de comunidades de intereses, calidad de su información o el uso que de ella hagan los usuarios.

A estas nuevas plataformas del conocimiento corresponde, por tanto, un conjunto de disciplinas de las que deben apropiarse los periodistas digitales. No bastarán, como ya estamos viendo, los fundamentos que se adquieren en las Facultades de Ciencias de la Información, ni siquiera la experiencia acumulada en los medios de comunicación tradicionales. El cartógrafo de la Red requerirá aunar, por lo menos, conocimientos y experiencias que proceden de diferentes campos del conocimiento, como la ingeniería, las telecomunicaciones, el diseño, los flujos de la información y la comunicación, las necesidades coyunturales de los usuarios (demanda y oferta) y la interacción con contenidos de diverso origen cuya síntesis generen productos nuevos.

El profesional de la información, pues, está dejando de ser el «observador» que da testimonio de los acontecimientos, para convertirse en el diseñador y constructor de realidades informativas. La comunicación en el ciberespacio, un proceso sin fin, se alimenta de estos nuevos suministradores de contenidos en el contexto cambiante entre los emisores y los receptores de la información. El flujo informativo, desde esta perspectiva, no tiene mucho que ver con el que nos tiene acostumbrados el mundo real. En el ciberespacio, los diferentes agentes participan en el nuevo medio de comunicación en igualdad de condiciones, movidos por sutiles oscilaciones entre la oferta y la demanda de la información que, a medida que se encuentran y satisfacen, plantean de inmediato nuevas necesidades. A esto me refiero cuando hablo de la densificación del volumen de información. Administradores públicos, empresas, organizaciones, profesionales, individuos, etc., concurren a lonjas específicamente diseñadas para mantener el flujo informativo correspondiente a sus respectivos intereses. Cuajar y mantener este proceso es la tarea de la ingeniería del conocimiento, la nueva profesión de la Red que bebe de la sapiencia compartida entre el explorador y el cartógrafo, al que muchos siguen llamando, por inercia del lenguaje, periodista.

Otra cosa es el tipo de publicaciones a que esta nueva profesión da vida. El arco, en Internet, parece por ahora ilimitado. Entre nosotros, los ejemplos abundan, desde publicaciones para comunidades (como la propia VilaWeb), a las publicaciones para especialistas, como la Extra! Net del amigo Cornella. Este último acaba de poner en funcionamiento el estupendo sistema de información, Guíame, en el que trabajan siete estudiantes. Todo el equipo es ya una prueba palmaria de las nuevas labores que deben asumir los informadores en la Red y de los conocimientos de que deben echar mano para cumplir con los objetivos del nuevo sistema (que, por cierto, no se enseñan todavía ni siquiera en Esade, pero se ensayan en Internet).

Ahora se abre el largo camino de formalizar estas disciplinas emergentes y darles cuerpo en cuanto profesión para la creación de los sistemas de información del ciberespacio.

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