Cibercultura

Laboria, la ciudad del trabajo informatizado

Susana Finquelievich
31 mayo, 2016
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Eventualmente, las computadoras pueden también encargarse de trabajos intelectuales, como el de psicoterapeuta. ELIZA es un programa de computación y un ejemplo temprano de procesamiento primitivo del lenguaje natural. Fue creada en el MIT por Joseph Weizenbaum entre 1964 y 1966. ELIZA fue uno de los primeros chatterbots, programas informáticos que conducen conversaciones a través de métodos auditivos o textuales. Se opera por medio del procesamiento de las respuestas de los usuarios por scripts; el más famoso es Doctor, una simulación de un psicoterapeuta Rogeriano. Aunque casi no usa informaciones sobre el pensamiento y las emociones humanas, Doctor proporciona a veces una sorprendente interacción similar a la humana. Cuando el “paciente” excedía la breve base de conocimiento del programa, el Doctor podía proporcionar una respuesta genérica. Por ejemplo, a la observación “me duele la cabeza”, el Doctor respondía: “¿Por qué dice usted que le duele la cabeza?”. Casi todos los que hemos pasado por distintas psicoterapias hemos encontrado esta pregunta-respuesta alguna vez. Cuando el “paciente” gime “Mi madre me odia”, el Doctor re-pregunta a su vez: “¿Quién más en su familia lo odia?” ELIZA fue implementada usando técnicas simples de coincidencia de patrones (pattern matching), pero fue tomada muy seriamente por muchos de sus usuarios, aún después de que Weizenbaum les explicara el proceso.

¿En la actualidad, las TIC reemplazan a las personas en el trabajo? Existen opiniones contradictorias al respecto. Novick, en su estudio “La compleja relación entre innovación y empleo” subraya que la evidencia empírica acerca del impacto global que las innovaciones tienen sobre el empleo es reciente y los estudios son relativamente escasos. Por lo demás, la mayoría están referidos a países europeos y basados en encuestas tecnológicas (…). En general, los resultados tienden a mostrar una relación positiva entre los esfuerzos innovadores y la variación del empleo. Las firmas más innovadoras en productos, pero también en procesos, tienden a ser las que más rápido crecen y, por lo tanto, expanden más su empleo respecto de las firmas no innovadoras. Estos resultados se encontraron de manera independiente de las ramas de actividad, del tamaño de las firmas y de otros factores que suelen ser determinantes en la dinámica del empleo. Sin embargo también puede considerarse una relación inversa. Las empresas que atraviesan procesos prolongados de crecimiento en el empleo pueden volverse más innovadoras cuando necesitan resolver rigideces en sus procesos de producción, y limitar los incrementos salariales, para captar nuevas oportunidades en mercados en expansión

En Estados Unidos, dos académicos del MIT, Erik Brynjolfsson y Andrew McAfee (2013) prevén una perspectiva deprimente para muchos tipos de trabajos a medida de que se vayan adoptando estas tecnologías no sólo en la fabricación, los servicios y los comercios, sino en profesiones como el derecho, los servicios financieros, la educación y la medicina. Es evidente que en algunos campos de trabajo, como la fabricación de automóviles o las agencias de viajes, los robots, la automatización y el software son capaces de sustituir a las personas. Pero Brynjolfsson y McAfee creen que este rápido cambio tecnológico ha estado destruyendo trabajos a un ritmo mayor del que los está creando, contribuyendo al estancamiento de los ingresos medios y al aumento de la desigualdad en Estados Unidos. Prevén que un 47% de los empleos en Estados Unidos corre riesgos ante el avance de la informatización. Y sospechan que sucede algo similar en otros países tecnológicamente avanzados.

Rabbi Loew crea el Golem, por Mikoláš Aleš

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David Autor, economista del MIT que ha estudiado en profundidad la conexión entre el empleo y la tecnología, duda de que ésta pueda ser responsable de un cambio tan drástico en las cifras de empleo total. «Ha habido una fuerte caída del empleo que empezó en el año 2000. Algo cambió, pero nadie conoce la causa», afirma. Autor duda incluso de que la productividad haya crecido de manera significativa en Estados Unidos en la última década (los economistas pueden mostrarse en desacuerdo respecto a esa estadística puesto que hay distintas formas de medir y pesar los inputs y outputs económicos). Si tiene razón, aumenta la posibilidad de que el bajo crecimiento del empleo sea resultado simplemente de una economía ralentizada. El frenazo súbito en la creación de empleo «es un gran puzzle», afirma, «pero no existen demasiadas pruebas de que esté relacionado con las computadoras”.

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