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¿Quién está detrás (2)

Luís Ángel Fernández Hermana - @luisangelfh
3 noviembre, 2017
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Tras la primera parte sobre la conspiración del procés de independencia de Cataluña –¿Quién está detrás?, parte 1-, vamos a ver si nos aclaramos, aún a riesgo de conseguir lo contrario, con la segunda. La primera parte cargaba las tintas sobre aspectos locales de España que pueden estar influyendo, no de manera positiva, pero sí buscada, en todo este asunto: el Rey, la educación política, el aparente enfrentamiento entre dos derechas, el clima en las calles durante algunas de las manifestaciones, etc.

El escenario de la segunda parte, ésta, a pesar de su opacidad, viene iluminada por las candilejas de los escenarios del teatro internacional, donde se representan las rebaladizas obras de la geopolítica. Es la zona más intrincada y compleja, la menos visible y, desde este punto de vista, la más agradecida para los ejercicios conspirativos. Da igual que hablemos de procesos de independencia o de la fabricación de barcos de remo.

Por tanto, ya que estamos, dejémonos de tonterías y vamos a por los grandes. Los pequeños pueden ser interesantes en esta historia, no es cuestión de despreciarlos, pero San Marino o Andorra, por poner un par de ejemplos, estarían abiertamente en favor de crear una liga europea de fútbol de países diminutos y regionalmente divorciados con vistas a la Champions o a algún que otro evento artístico que requiera un mínimo de enjundia. Pero carecen de algunos detalles fundamentales para intervenir en la separación. No basta con encubrir cuentas y transacciones financieras, hace falta «densidad».

Una advertencia previa (disclaimer): para sostener este relato conspirativo no se vale la profesión de fe en la religión consagrada por el aznarismo: Y tú peor. No. Se trata tan solo de aportar algunos elementos, ciertos o no, con alta carga especulativa, que nos hagan pensar en esa pregunta que se ha evitado con tan exquisito cuidado en todo este asunto, como si ella misma ya fuera la peste: Quién está detrás de los riesgos asumidos por el procés en su carrera sorprendente e imparable hacia… Bélgica, por ejemplo, otro de esos pasmos de los dirigentes independentistas que los fabrican en serie sin apenas toser. Reconozcamos, de entrada, que sus asesores son unos verdaderos fenómenos en la gestión del caos de fase breve, del atragantamiento sin espinas (cuando ya estaba todo, no había nada, cuando no estaba, ahí estamos. ¿Dónde se aprende esto?)

La película, en vivo y en directo

Los hitos de la siguiente reflexión, un poco escogidos al azar -no puede ser de otra manera- son los siguientes: Llegan contingentes de la Guardia Civil a Cataluña en septiembre y en un par de días aparentemente arrasan con los preparativos del referéndum. Incautan miles de urnas y millones de papeletas. El 20/9/2017 aparece Junqueras en la tele, visiblemente emocionado, y admite que han recibido un golpe que “altera” el referéndum. Añade varias consideraciones en este sentido, como las detenciones de sus colaboradores y la entrada de la Guardia Civil en las oficinas de la vicepresidencia de economía de la Generalitat. Horas después, Puigdemont declara y aclara dos dudas: se votará, todo está en su sitio, urnas y papeletas, y no habrá DUI. 

¿Qué sucedió? ¿Qué es lo que no sabía Junqueras y qué, o quién -o quiénes- le aseguró al President -en plena e intensa gestión de caos de fase breve- que podía tirar p’alante y que los acuerdos, o lo que fuera que cementaba su confianza, seguían en pie? El 1-O se vota con la participación inesperada de la Policía Nacional y la Guardia Civil, no precisamente poniendo papeletas dentro de las urnas, y en una semana comienza una corrida de empresas que trasladan su sede fuera de Cataluña, algunas de las cuales expresan públicamente la posibilidad de pasar a mayores y llevarse también los centros productivos.

Se van los dos grandes del sector financiero, Cataluña pierde en un parpadeo casi el 30% de su PIB, el cual representaba, a su vez, el 20% del PIB español (las cifras no son mías, todavía no llego a tanto, pero todo se andará). Y eso que, como dicen las fuentes interesadas, de uno, otro y también el lado de abajo, hemos llegado a estas cifras, a este empobrecimiento aún invisible, sin que todavía se hayan trasladado instalaciones de producción y haya empezado el marasmo de su previsible impacto sobre el mercado laboral, aquí, allí y vete a saber donde más.

Mientras, el President y el Vicepresident dicen que no pasa nada, que está todo controlado, que los cambios de sede no afectan a la economía de Cataluña. Los que se van, grandes y muy grandes, medianos y pequeños, aseguran que sí, que de esta movida no sale vivo ni el guionista. Y cuando esta discusión parece que va a desembocar en un paisaje con una cierta claridad, el Merlín de turno se saca de su batuta mágica la gran jugada que nos deslumbra: mete a Puigdemont y a sus consejeros en uno o varios coches, atraviesan alguna frontera entre España y Francia (esto no lo juraría, porque como están las cosas…) con nocturnidad y alevosía, suben a un avión -no se sabe si de línea, privado, o de guerra- y se plantan en Bruselas. Supuestamente cuando alguno de los consejeros preguntó porqué Bruselas y no París o Roma, la respuesta, claro, fue: Nos vamos a reír un montón. (Esto es un rumor, no está confirmado). Pues en esas estamos.

El guión

Bien, llegados a este punto, vamos a tratar de responder a la preguntita ¿Quién está detrás? mediante un ejercicio de ingeniería inversa. Si acordamos qué es lo que tiene Cataluña y qué es lo que se ha jugado el Govern con el procés, ¿quienes son los que levantarían la mano y exclamarían “¡Voy!”?. No queremos jugar a los dados en un escenario tan volátil y consolidado como el geopolítico. Vamos a lo seguro, de lo contrario terminaríamos echándole la culpa de todo a las Seychelles. No me parece justo, a pesar de la depreciación reciente del concepto.

El interés en la independencia de Cataluña y, por tanto, en el desmembramiento de España y sus inevitables efectos colaterales en Europa, y en otras playas internacionales, con ventajas ostensibles para el potente discurso identitario y económico de Cataluña, tanto en el plano local como en el global, podrían ser estas cuatro consideraciones, juntas o separadas según su apreciación en las circunstancias que nos acechan y los actores que se presenten a la adjudicación: 

1.- Proporcionar recursos financieros, materias primas e instalaciones industriales de tal calibre que alivien la primera y segunda oleada de fugas. Nada de intercambios industriales o comercio privilegiado. Fabricación hoy, aquí y con acuerdos duraderos.

2.- Recursos de logística que sostengan los pasos sucesivos para recorrer desde la preparación del impacto de las medidas tomadas en el Parlament en septiembre, hasta la cumbre del 1-O, con compromisos sólidos y eficacia comprobada con resultados tangibles.

3.- Implantar y/o financiar y nutrir centros de I+D, y ciencia y tecnología, en Cataluña, asociándolos a los centros productivos, una dificultad crónica en España y de probados resultados en otros países.

4.- Inteligencia y capacidad militar de la noche a la mañana, infraestructuras de este tipo, aportación de los recursos humanos y materiales necesarios, y visibilidad internacional gracias a este brote de militarismo, tan sorprendente en principio como las jugadas de gestión de caos de fase corta similares a las experimentadas en apenas dos o tres meses.

Cataluña es la segunda fabricante de armas de “generaciones casi posteriores” en España y está entre las cuatro primeras en la manufactura de armas (curiosa la postura de la CUP por la presencia del Rey en el desfile en memoria de los asesinados en el atentado en Las Ramblas). Nada de pistolitas, hablamos de sensores, sistemas de guiado de cohetes y satélites, receptores y emisores de señales que de otra manera no las escucha ni dios, drones y superdrones, etc. Un pastel, vamos, digno de estar en el Tinder militar y que, por ahora, está cercado por la calificación de industrias estratégicas. Solo se vende bajo supervisión crítica, a los muy amigos y, por lo general, no solo por dinero.

Los actores principales

Bien, ¿quienes están interesados en estos cuatro puntos o en algunos de ellos? Para empezar voy a mencionar a tres muy evidentes. 

El punto 1 :

Rusia: le permitiría eludir parte de las sanciones que afectan a sectores productivos de una cierta entidad estratégica, entraría en mercados que hasta ahora tiene supervigilados, accedería a la compra de materias primas estratégicas sobre las que EEUU tiene grilletes cerrados desde hace años. Y le permitiría seguir desarrollando su infraestructura productiva en uno de los corazones del comercio global.

China: Por semejantes razones, a las que se añadiría que EEUU y Europa acaban de revisar nuevamente las calificaciones de “empresas y centros estratégicos”, para impedir, entre otras cosas, que China y Rusia compren y produzcan desde el propio territorio de ambos países y regiones. Pero tanto Xin Jiping, como Putin, saben que no pueden cesar en su empeño porque se juegan su posición en el mercado mundial, por tanto pocas bromas al respecto.

Israel: tras el tropiezo del atentado del 17 de agosto en Barcelona, que concluyó con la marcha del rabino Bar Hen por lo que consideró connivencia de las autoridades catalanas con el islamismo radical o directamente protagonista de atentado, las relaciones entre ambos tienen que repararse y posiblemente se están reparando sin que nos enteremos. Suele suceder. En estos asuntos, Israel no es la artista invitada a la Superbowl que canta, se desnuda y aparece en los televisores de 2 0 3.000 millones de telesespectadores.. No sabes cuál ha sido el resultado del partido ni siquiera cuando regresas a casa con el perrito todavía caliente. Desde el punto de vista financiero, por apuntar a una parte del punto 1.-, Israel tienen mucho que ofrecer, pero en conjunción con algunos de los otros puntos, más todavía.

Punto 2.-

China: desde urnas, hasta traslados al país que se tercie. Hasta ahí han llegado los medios. Esa ventana no ha sido muy dicharachera. Pero han sucedido eventos en ese periodo que no se corresponden con nuestra naturaleza expansiva, nuestra idiosincrasia cervecera y dada al jolgorio. Veremos.

Israel: Necesita estos juegos (Rusia también), son experiencias que puede poner en juego en las situaciones extremas en que su estado negocia con vecinos ariscos.

Punto 3.-

Israel: Llevamos una década larga de excelentes relaciones entre los centros de I+D de Cataluña y los de Israel, en menor medida con los de Rusia (hace dos décadas eran mucho mejores) y con China el flujo es más esporádico. En este último caso, sí se ha incrementado el número de doctorandos chinos que han venido a las universidades catalanas, aunque las curvas siguen siendo irregulares.

Punto 4.- Los tres podrían satisfacer este punto, salvo limitaciones coyunturales de fenotipo y lengua. Israel es quien está en mejores condiciones, sin limitaciones de ninguna clase. La forma como se ha explicado la entrega do las urnas pertenece a los mejores relatos de acciones del ejercito israelí. Llegan las urnas a Francia, sale un montón de coches en cascada en la madrugada del 1-O hacia Cataluña entregando urnas en casas o colegios, para que no haya riesgos de que a los voluntarios se les escape la lengua con la cerveza. Los civiles somos civiles hasta en la guerra.

El Govern no ha mentido: “Las urnas estaban en casa de ciudadanos que se han prestado voluntariamente a participar de esta manera en una votación democrática”. Sí, claro, una vez que has levantado la mano no te la va a entregar Correos. Pero como te han avisado, no te vas a asustar cuando, en la primera fase de la entrega aparezca en la puerta de tu casa o piso, un tío fornido a las 3 de la madrugada, vestido de civil y con la cara tiznada. 

En este punto, aunque lo podríamos incluir en el 2.- también juega el puerto. Barcelona le da salida “natural” al Mediterráneo a las tres potencias. Ya sabemos lo que le “ha pasado” a Rusia, China pondría un  pie en un lugar de extraordinarias posibilidades para su comercio y flota naval, lo mismo sucedería con Israel. Se abrirían rutas de tráfico de bienes y servicios de enorme impacto que en estos momentos simplemente no existen ni en los GPS de esos países. Cataluña, desde este punto de vista, sería un portaaviones privilegiado, supervigilado y bien, muy bien financiado.

Dentro de estas consideraciones sobre países felices con garantizar la independencia y, al mismo tiempo, con el desmembramiento de un país de la UE, no habría que dejar de lado a EEUU. Por dos razones fundamentales: porque no puede ser que vuele una mosca en algún lugar del planeta y ellos no la vigilen. Y porque EEUU nunca ha favorecido la existencia de la UE. Sí potencia sus relaciones con los estados nacionales europeos, no problemo, pero lo otro no le gusta nada. No lo digo por seguir el hilo que muchas veces se ha rumoreado al respecto. Me lo han confirmado personalmente en varias conferencias internacionales sobre medio ambiente funcionarios del más alto nivel del Departamento de Defensa, del Departamento de Estado, del DARPA o de la Enviromental Protection Agency (EPA). Sin ambages ni medias tintas: “Para nosotros es más importante la relación con Gran Bretaña o Francia que con la UE, que, en realidad, no existe, no tiene peso local o internacional”. Repito: dicho así no una vez. El lenguaje comenzó a suavizarse con Obama, y DT se ha apuntado a esta semántica. Pero… se trata de EEUU en la escena de la geopolítica y su oportunismo es proverbial. En fin.

Podríamos seguir. Seguro que hay más actores que fabrican tanta agua en la boca con la sola mención del desbarajuste en el que ya estamos metidos, que terminarán con los dientes arrugados. En este macabro juego las reglas y los dados son reales y son nuestras vidas las que ruedan sobre el tapete en aras de logros superiores, históricos. Dejo en tus manos, lector, clavar codos, leer, pensar, enlazar y relacionar para tratar de desentrañar esta cadena de sucesos del independentismo, esta brillante gestión del caos de fase breve sin perder de vista sus objetivos, sus reivindicaciones “importantes”. A simple vista del ciudadano de a pie (bueno, también puede ir en coche) resulta difícil entender y juzgar, o buscar cómo salir del embrollo. A compleja vista, no. A compleja vista nos daremos cuenta de ello cuando lo paguemos. Y exclamaremos: ¡Ah, era esto y con aquellos!

Yo, desde aquí, lo cual es una pretensión descomunal esperar que me escuche, le diría a Puigdemont lo que era un mantra de nuestra adolescencia: No te enrolles, Charles Boyer. O, ojo con quien se presta a compañarte con una promesa en la sonrisa. ¿Me entiendes?

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