Educación XXI

Tecnologías de la mente. Las formas de la mediación del aprendizaje

Miguel Ángel Pérez Álvarez
6 mayo, 2015
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La respuesta a las disquisiciones y preguntas de los jóvenes se encontraba en la revisión y el diálogo con un programa de computadora, con un proceso intelectual, y no en la simple revisión de catálogos o listas de valores como hace la educación más tradicional. No era frecuente en el momento en el que se presentó la experiencia aquí descrita que los estudiantes de nivel secundario llevasen a cabo una reflexión ética. Sin embargo, el modelo educativo de esta escuela permite innovar en actividades académicas que generen oportunidades reflexivas de los alumnos, en especial de orden moral.

En resumen, este taller de robótica era una alternativa para iniciar a los jóvenes en una experiencia de índole filosófica por medio de un trabajo que se percibía como eminentemente técnico. No era considerado obligatorio o como parte del currículo (situación que ha cambiado, pues ahora se imparte una materia en todo el sistema educativo mexicano denominada “Formación cívica y ética») y por ende ofrecía una situación inédita. Muchos jóvenes que encontraban rutinaria la programación de los robots se vieron estimulados por la perspectiva de pensar en soluciones para problemas de la vida real. Y aunque sabían que sus prototipos difícilmente serían utilizados por personas con discapacidades, existía un enorme interés por pensar en cómo resolver los retos planteados por el profesor. Había, podríamos decirlo, un reto personal. Este nuevo tipo de habilidad intelectual ligado al desarrollo del criterio moral fue uno de los grandes aportes de este taller a nuestro trabajo filosófico con jóvenes. Pudimos agregar a la reflexión epistemológica una nueva problemática relacionada con el aspecto moral y ético.

Los dilemas planteados en la programación de robots trajo aparejada la oportunidad de ejercitar el criterio moral. Los avances de Piaget y Kohlberg en la materia difícilmente se ponen a prueba en nuestras escuelas. Los profesores juzgan que la mención de los valores morales, la presentación de casos edificantes o bien de situaciones trágicas impresionarán o dejarán una huella profunda en los jóvenes que afectarán a un comportamiento “correcto”. La falta de conocimiento sobre el desarrollo del criterio moral en niños y jóvenes impide que los profesores puedan crear situaciones académicamente relevantes para ese propósito. Los nuevos avances tecnológicos traen aparejados el uso de un conjunto amplio de valores y registros de naturaleza ética.

Los procesos educativos que garanticen el desarrollo del criterio moral en los niños y jóvenes en medio del cambio social y cultural que implican las nuevas tecnologías de la información son urgentes. Los educadores tenemos la responsabilidad histórica de crear un enfoque pedagógico coherente y sólido para asegurarnos que no ocurra lo que ocurrió con otras tecnologías en el pasado. Es lamentable ver cómo se introdujeron en nuestra cultura las visiones de la sociedad industrial y cómo se destruyó el medioambiente con sus valores consumistas. El uso de robots en escuelas puede ser una oportunidad para que los niños y jóvenes desarrollen el criterio moral y, por ende, pueden ser un aliado incondicional en la tarea fijada por la UNESCO ([11]) de educar para la comprensión no sólo intelectual, sino también emocional y empática con otros seres humanos.

Los avances en el estudio del desarrollo del criterio moral y la oportunidad de iniciar a los jóvenes en la programación de robots, abrirá por primera vez en la escuela el debate respecto a la inteligencia artificial y la determinación de la responsabilidad en la conducta de los robots. Esta situación que era hipotética en el pasado (y materia de la ciencia ficción) abre todas sus posibilidades en el presente. La mejor manera de contribuir al desarrollo del criterio moral es poner al niño y al joven frente a situaciones y dilemas morales reales. Al desarrollar soluciones tecnológicas que implican razonar sobre las implicaciones morales de una decisión dada, la robótica escolar adquiere una nueva ventaja que se suma a las que ya hemos descrito en otros trabajos sobre el desarrollo de habilidades cognitivas y metacognitivas. Conforme el costo de los equipos de cómputo y de los microprocesadores que pueden ser programados por niños y jóvenes (por ejemplo, Lego Mindstorms, Lego Mindstorms Nxt y ahora los Arduino) van a la baja y son más accesibles al público en general, y las autoridades educativas buscan aplicaciones tecnológicas que contribuyan a una educación de alta calidad, el uso de programación de robots se convierte en una oportunidad para el desarrollo del juicio moral en un ambiente educativo estimulante. El reto es desarrollar un enfoque del aprendizaje que asegure a los niños y jóvenes la oportunidad de construir un criterio moral que les permita administrar el cambio tecnológico con una visión ética. En eso los robots también pueden “darnos una mano”

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