Cibercultura

Laboria, la ciudad del trabajo informatizado

Susana Finquelievich
31 mayo, 2016
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No se culpe a los robots…

En 2014, el estudio del Pew Research Center (Smith y Anderson) sobre tecnólogos y analistas halló que el 52% de los entrevistados esperaban que la robótica y las máquinas inteligentes creen más empleos que los que reemplacen. La gran mayoría de los expertos entrevistados anticipó que la robótica y la inteligencia artificial van a permear grandes segmentos de la vida cotidiana en 2015, lo que tendrá implicancias significativas para un amplio abanico de ocupaciones, como salud, transporte y logística, servicios al cliente, y mantenimiento del hogar. Sin embargo, están divididos con respecto a las maneras en que los progresos en IA pueden impactar el paisaje económico y laboral en la próxima década.

Un importante número de participantes en dicho estudio remarcó que hay muchos atributos (como empatía, creatividad, sentido común, o pensamiento crítico) son exclusivamente humanos, y que la tecnología no podrá copiarlos. Por lo tanto, los empleos que requieran esas cualidades se mantendrán relativamente inmunes a la usurpación de la automatización. Una de las entrevistadas, Celia Pearce, respondió: “De hecho nos veo alejándonos de la IA y yendo más hacia enfoques de crowdsourcing. Éstos tienden a funcionar mejor porque ha sido probado que cuando un alto número de mentes humanas se dedican a resolver un problema se puede obtener a menudo un mejor resultado que cuando una computadora trata de resolverlo. A decir verdad, las computadoras no son muy inteligentes. Sólo son calculadoras gigantes. Pueden hacer cosas que requieren lógica, pero la lógica es sólo una parte de la mente humana. Inspiración, creatividad e intuición, capacidad de narración y comunicación, son cosas que los humanos pueden hacer y que las computadoras nunca alcanzarán a cumplir por completo.”

En su libro Race against the Machine en 2011, y el libro siguiente The Second Machine Age in 2014, Brynjolfsson y McAfee atribuyen el incremento de la inequidad económica al cambio tecnológico basado en las habilidades y conocimientos. Coinciden con autores mencionados más arriba en que la sustitución de trabajadores a través de la adopción de tecnología afecta más a los trabajadores semi calificados, de salarios medios, dejando más o menos ilesos a los ubicados en los extremos. Fundamentalmente, apoyan la idea planteada por el economista John Maynard Keynes en 1930: que a mayor automatización, mayor desempleo. Sin embargo, no se puede culpar a la tecnología. Los incrementos en productividad atribuibles a la inteligencia artificial han sido menores que los previstos. Daron Acemoglu y su equipo de economistas en el MIT evaluaron información sobre el sector manufacturero en Estados Unidos en 2013 sin hallar evidencias ni sobre aumentos de productividad ni sobre reducciones significativas de trabajadores inducidos por la informática.

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