Clausura de Maig’98

Luís Ángel Fernández Hermana - @luisangelfh
1 agosto, 2017
Editorial: 120
Fecha de publicación original: 19 mayo, 1998

Pasar amargura, por ganar hermosura

Discurso de clausura de Maig’98: I Congreso Internacional de la Publicación Electrónica, celebrado los días 15, 16 y 17 en Barcelona. Este texto no es una transcripción textual del que pronuncié, sino una mezcla del pronunciado y el preparado con antelación. La mesa del acto de clausura estuvo integrada por Ernest Maragall, concejal de Hacienda del Ayuntamiento de Barcelona; Joan Rangel, diputado de Régimen Interior, Hacienda y Planificación de la Diputación de Barcelona; Salvador Alsius, decano del Col.legi de Periodistes de Catalunya, y Xavier Marcet, del rectorado de la Universitat Politècnica de Catalunya.

Buenos días. Está muy bien ver a estas alturas tantas caras sonrientes. Creo que es la mejor manifestación de lo que ha sido el espíritu de este Congreso. Me he hinchado a recibir mensajes de todos vosotros en los que me decíais que os lo estabais pasando muy bien. Al final ya me estaban entrando dudas sobre a qué nos estábamos dedicando, porque yo creía que veníamos a debatir las conclusiones de Maig’98 y tanta felicidad ya estaba teniendo ciertos toques eróticos. Es evidente que el Congreso ha conseguido crear un estado de satisfacción generalizada. En estos días he escuchado cosas verdaderamente sorprendentes, tanto por la pasión con que se han dicho como por lo que se ha dicho. De todas las que podría escoger, me quedo con dos en estos momentos. Una es la coletilla con la que Bernard Smith concluyó su intervención en la inauguración del Congreso. Refiriéndose a Maig’98 dijo: «Creo que hay que investigar por qué todo esto ocurre en Barcelona, ¿por qué no ocurre en Helsinki donde hay la mayor densidad de internautas en el mundo, o en California?». No escogió dos lugares al azar. Citó Helsinki, Finlandia, el país que ocupa el primer lugar en todas las listas sobre el número de personas con acceso a Internet en relación a la población total y, en segundo lugar mencionó California, muchachos, el sueño dorado, la gran frontera del ciberespacio. No le voy a responder a Smith porque, como él mismo dijo, esto hay que investigarlo.

La segunda frase me la regaló anoche Alejandro Piscitelli mientras cenábamos en el Port Olímpic: «He estado en decenas, cientos de congresos, y esta es la primera vez en muchísimo tiempo que no me aburro, que me interesa lo que se está diciendo. Me ha gustado muchísimo la forma cómo se han organizado los contenidos y la prueba es que tengo la sensación de que todo se está acabando demasiado pronto». Esto es una cosa que hemos compartido todos, porque todos nos hemos quejado de que las sesiones eran demasiado cortas. Por fortuna, las sesiones no se han acabado. Se ha manifestado una voluntad mayoritaria de que prosigan, ahora tenemos que decidir de qué manera.

Yo creo que el éxito de Maig’98 estriba, entre otras cosas, en algo tan simple como que éste es el primer «Congreso de conclusiones» de estas características que se ha celebrado en el mundo. Creo que debemos tomarle a esto el peso que se merece, sacar pecho y decirlo públicamente con la mayor claridad posible. No se ha celebrado jamás en la historia de Internet un Congreso como éste, con una fase congresual online que ha establecido las reglas de juego del debate en la fase presencial. Y no se ha ocurrido nada parecido hasta ahora porque, entre otras razones, quienes han organizado congresos en Internet, lo voy a decir también en voz alta, no han confiado nunca que Internet podría hacer las cosas que la Red está haciendo. Por eso, cuando se organizan congresos en Internet suelen ser un calco de los congresos en el mundo real, sólo que le añaden el apellido online porque usan el correo electrónico para la convocatoria y para recibir las ponencias.

Nosotros creímos en otra forma de trabajar. Pensamos que lo que estábamos diciendo todos los días que ocurría en Internet había que llevarlo a la práctica. Decidimos que había llegado la hora de verificar más allá de su valor académico si era verdad que en el ciberespacio existían los flujos de comunicación, la interactividad, la interacción, la integración… Y para comprobarlo debíamos ser esencialmente audaces, porque no teníamos mucho más en las manos. Al respecto, os quiero contar algo que he tenido presente en muchos momentos de este Congreso. En 1962 se celebró el Mundial de Fútbol en Chile. El lema de Carlos Dittborn, director del comité organizador, era: «Porque nada tenemos, lo haremos todo». Siempre me impresionó el espíritu de aquella frase que impregnó a todos los que hicieron posible aquel evento. Y un espíritu semejante es el que nos ha animado durante todos estos meses.

Nosotros no sólo hemos discutido sobre la circularidad de las ideas en Internet, las hemos puesto en circulación. No sólo hemos discutido sobre la hipertextualidad del conocimiento, la hemos puesto en funcionamiento. Y lo hemos hecho sin disponer de las tecnologías necesarias en el momento de la partida. Pero ahora somos los únicos del planeta Internet que tenemos los conocimientos y la experiencia necesarios para desarrollar esas tecnologías, para crear aplicaciones de «congresos de conclusiones online». Y estos conocimientos y experiencias están sintetizados en vuestra presencia y en vuestra participación. Hemos concretado una nueva forma de relacionarnos, de discutir a través de Internet y de plasmar esa fase en ideas, debates y proyectos, en una palabra, en continuidad, cuando llegamos a la etapa presencial. Todo esto tiene mucha miga, porque se refiere a una forma específica de comprender Internet y sus usuarios. Y ha funcionado.

La fase online, como sabéis, discurrió desde noviembre de 1997 a abril de 1998. Cuando llegamos a esta última fecha, apenas teníamos inscritos, lo cual despertaba la lógica inquietud entre el Comité Organizador y quienes estaban involucrados en el Maig’98. Y yo les decía: «No os preocupéis, van a venir más de 400». Claro, me miraban como al sempiterno delirante que se supone que soy. Pero yo tenía en mis manos las pruebas. Los moderadores de los seminarios y talleres, cada uno por su lado, me decían: «Oye, que me está diciendo fulano que el taller no funciona, nadie dice nada». Yo le respondía «¿Y fulano ha contribuido, ha mandado algo», «No, no, me ha mandado un mensaje a mi». Y yo pensaba: es la ley de Internet, uno habla y cien miran. La cuestión es ¿había realmente cien mirando? El último recuento que hice con los coordinadores me daban más de 300 participantes entre noviembre y abril, gente que se había manifestado. Los números salían. Para mí, el Congreso había funcionado. Porque en Internet no se participa solamente hablando, se participa creando flujos de comunicación explícitos e implícitos. Y si juegas con ellos y los estimulas, obtienes resultados. Y al final el resultado, como digo, está aquí, es un resultado hasta cierto punto calculado, no es una casualidad lo que ha ocurrido.

Durante 6 o 7 meses hemos mantenido un nivel de debate, desigual, desequilibrado, arduo. Nos ha costado una barbaridad saber cómo teníamos que hacerlo porque los mecanismos no son tan obvios. Cada uno tiraba para su lado hasta que logramos formalizar el discurso. Y mantuvimos un firme apego al principio de un Congreso de conclusiones online: teníamos que llegar al final de esa fase con material suficiente en la mano bajo la forma de conclusiones para discutirlas en la fase presencial. Ahora tenemos en la mano una experiencia riquísima y una cierta metodología, una posibilidad real de convertir este acerbo en aplicaciones tecnológicas que nos permitan definir claramente el contenido de todas las etapas de un Congreso de estas características. Incluso ya avanzamos por este camino cuando incorporamos el sistema de «multicasting» que aportó Narcís Vives al taller de Educación, gracias al cual un sólo mensaje llega a los buzones suscritos a la lista, a la página web designada y a las news, se autoclasifica y después se lo puede buscar mediante un buscador. O sea estamos empezando a poner en marcha mecanismos concretos para organizar debates online.

¿Cuál ha sido el resultado de éste esfuerzo? Que hemos puesto un techo muy alto cuando hemos llegado a las sesiones presenciales. No hemos venido a contarnos batallitas, aunque la tentación siempre existe y algunos pueden ceder ante ellas. Hemos venido a discutir a partir de lo acumulado. No hemos venido a descubrir desde dónde íbamos a discutir, porque ya lo sabíamos, sino hacia dónde: y ese es el territorio de los proyectos y del trabajo conjunto. El nivel de exigencia ha sido considerable y se ha notado, sobre todo, en la calidad de la respuesta, tanto por parte de los coordinadores de los seminarios y talleres, como de los ponentes y los auditorios. Teníamos tanto que decir, que ninguna medida de tiempo habría colmado el apetito de participar.

Bien, después de este ejercicio de audacia para comprobar que lo que decíamos durante tanto tiempo sobre Internet tenía algún sentido, ahora se abre toda una serie de cuestiones. Por una parte, el Grup de Periodistes Digitals, que ha sido el alma mater de este Congreso, tendrá que decidir qué va a hacer en el futuro y esto va ligado, por supuesto, a lo que va a ocurrir con todo nuestro trabajo a partir de ahora. No sé si sabéis, pero hubo una votación en el GPD sobre si se convertía en asociación, en interlocutora de todo lo que el propio Congreso ha propiciado y va a propiciar. Ahora tendrá que decidir si quiere o no quiere hacerlo y en qué condiciones. Algunos proyectos que se han planteado aquí no pueden llevarse adelante tan sólo con el respaldo de una lista de distribución electrónica.

Otra conclusión es que este Congreso se ha celebrado en Barcelona, se ha celebrado en Cataluña, y cuando digo que hemos celebrado el primer congreso de esta categoría en el mundo, hemos colocado a Cataluña en el mapa, y en un mapa que va a ser fundamental en el futuro. Creo que también debemos tomarle el peso a esto para que no nos entretengamos en el camino con todos aquellos árboles que nos impiden ver el bosque. Hemos hecho por Cataluña muchísimo más que de lo que cualquier otro tipo de discusión en algún otro momento ha tratado de entretenernos sobre los que eran los objetivos centrales de este congreso.

Tres cosas más, importantes. En primer lugar, hemos discutido sobre la publicación electrónica y, además, hemos convertido al propio congreso en una enorme publicación electrónica. Muchas de las cosas que hemos discutido estos días han sido resueltas dentro de la propia mecánica del congreso y, como sucede a veces, ni siquiera hemos sido capaces de trasladarlas a las discusiones dentro de las salas porque ha sido tan nuevo y tan avasallador, que frecuentemente hemos discutido a partir de los parámetros antiguos sin atender lo suficiente a las innovaciones que nosotros mismos hemos generado. Hay que volver a examinar con ojos críticos todo lo que hemos hecho en el congreso. Por esto os invito a que os durmáis todas las noches leyendo alguna que otra paginita del librito de ponencias que os hemos dado, porque ahí hay mucha miga.

En segundo lugar, y esto es muy importante desde el punto de vista del futuro de Internet y del papel que van actuar las administraciones locales –hecho éste que quiero enfatizar dado los ilustres invitados que me acompañan–, más allá de la discusión sobre si democracia participativa, o representativa, y cualquier otro galimatías que nos quieran vender en este momento sobre cómo el ciberespacio puede incidir en el sistema político, este congreso ha puesto en marcha una forma de democracia participativa que ha funcionado. No sabemos todavía como cristalizarla y formalizarla, pero lo hemos hecho. Estamos ahítos de comer proyectos de democracia participativa por todos los rincones de Internet en los que no participa nadie de los que deberían ser los sujetos de dichos proyectos. Pues bien, en Maig’98 nos hemos enterado de los fines y los medios, hemos participado y hemos llegado además a conclusiones. Y, encima, el cuerpo, como decía ayer el policía, nos está pidiendo más marcha porque queremos continuar. Y queremos continuar de una manera que sea innovadora, no queremos continuar sólo escuchar, sino tener la oportunidad de recibir, emitir, integrarnos, proponer y llegar a lugares nuevos donde se note la presencia de todos y cada uno de nosotros. Vamos a tener que proponernos un programa mínimo de continuidad para que esto siga funcionando y para explorar nuevas formas de participación.

Finalmente, el Congreso ha tenido un éxito apreciable en la creación de audiencias. Apenas hemos discutido sobre esto en las sesiones presenciales. Yo, como otros coordinadores, he mantenido una lista relacionada con los grupos de noticias, con la lista del GPD y con la web del congreso. Además, estas listas ad-hoc estaban conectadas también con listas propias de algunos de los participantes. El resultado final ha sido la creación de lonjas de intercambio de información y conocimiento en un contexto mucho más amplio y rico que el determinado estrictamente por el congreso. La creación de lonjas de intercambio de información es una de las grandes enseñanzas que nos deja Maig’98 y que debemos investigar para próximos encuentros de este tipo.

El congreso concluye poniendo sobre la mesa dos proyectos de gran calado y que espero sean de provecho para todos. Uno es la creación del Directorio Internacional de la Publicación Electrónica (DIPE), que todavía no tiene un sistema de seguridad que nos de garantías como para utilizarlo masivamente. Pero os invito a que participéis en las pruebas y nos aconsejéis sobre cómo desarrollarlo. El directorio nos va a dar una colorida idea de la publicación electrónica, más allá de los medios de comunicación tradicionales en Internet.

El segundo proyecto es la creación en Barcelona de un centro abierto europeo y latinoamericano de comunicación digital o de publicación electrónica. El GPD puede impulsar esta idea hasta cierto punto. Pero le corresponde a la Generalitat, al Ajuntament de Barcelona, a las universidades y a las empresas, adueñarse de este proyecto para que nuestra ciudad sea la sede de un centro integrado en una red europea de centros similares y abierto a la cooperación activa con América Latina. Nos parece que un paso como éste nos daría una presencia activa, decisiva y definitiva en el diseño y desarrollo de la Sociedad de la Información. El centro tendría tres áreas fundamentales de actividad: la formación, la investigación y el semillero de empresas.

Yo creo que este último es un problema esencial al cual hay que prestarle muchísima atención. Me sigue pareciendo absolutamente insuficiente discusiones como las que tuvimos ayer sobre empresa y publicación electrónica. Los economistas han destrozado tanto el mundo que ahora se aprestan a hacer lo mismo con Internet y están planteando las discusiones y las preguntas absolutamente equivocadas. No tiene sentido que en una sala donde había más de 100 personas, todas participantes activas en Internet, se discutiera quién gana dinero. Esa es una pregunta típica de una forma de ver el mundo. La pregunta candente en estos momentos es: ¿qué está aprendiendo usted como empresario desde el momento que empieza a gestionar información y conocimiento dentro de Internet? El problema es la potencialidad social de lo que estamos haciendo, no su virtualidad económica, porque esto último es precisamente lo que está generando el mundo que estamos tratando de modificar con una forma diferente de trabajar e interrelacionarnos en Internet. Y la potencialidad social es absolutamente fenomenal y hay que hacerla aflorar sin miedo, de manera explícita. Aunque yo no gane ni un céntimo en Internet ahora, cuando entro a la Red para trabajar en y desde ella, tengo que aprender a procurarme información, a gestionarla, a reelaborarla, a empaquetarla y a distribuirla.

Es decir, tengo que conseguir materias primas, procesarlas en una línea de ensamblaje diseñada por mí, obtener un producto final, abrir las puertas de mi infofábrica y mandarlo al mercado. Hago todo esto y ahora, por ahora, no gano una peseta. Pero yo no he hecho esto nunca antes. Yo ahora me estoy comportando por primera vez como un industrial de la información y del conocimiento. A la vez, sigo siendo un asalariado. Simultaneo los dos «oficios». Y no sólo yo, todos vosotros lo estáis haciendo. Y si viene un economista y me dice que quién gana dinero con Internet yo le respondo «¿Y a ti qué te importa?», porque esa es la pregunta equivocada. La buena, a mi entender, es: ¿qué vamos a hacer para que esta potencialidad social cuaje en el sector crucial de una economía emergente vertebrada por la información y la comunicación? ¿qué hacen nuestras fuerzas políticas, financieras, administrativas y educativas al respecto? Responder a esta cuestión sí que nos ofrece un campo fértil de discusión. Y a esa pregunta posiblemente vamos a dedicar una atención mayor en el siguiente congreso.

Y esa es una de las preguntas a las que debe responder un centro como el que estamos proponiendo. Porque no estamos pensando en un centro donde vengan a aprender a cómo funcionar en la Sociedad de la Información sólo los grupos empresariales de medios de comunicación, sino, en primer lugar, las miles de pequeñitas empresas que hoy en día están creando Internet. Y os aviso que ahí tenemos un problema muy serio, porque son miles de empresas que no han sido nunca tomadas en cuenta como interlocutoras de la sociedad en la que actúan. La sociedad no está preparada, desde la administración local hasta la administración supranacional, no está preparada para hablar con nosotros. Todo está perfectamente encauzado para que hablen quienes se mueven con ingentes recursos, los grandes nombres de la industria y las finanzas, etc. Va a costar muchísimo darle la vuelta a esta tortilla. Habrá que hacer un esfuerzo enorme y creo que un centro como el que proponemos, al menos desde el punto de vista de la formación, la investigación y la creación de empresas, puede dar el empujón necesario en el ámbito de Europa y América Latina.

Como hemos demostrado estos días, a nosotros nos interesa y nos preocupa sobremanera la investigación. Estamos en un campo nuevo, dinámico, agitado y rompedor. Y lo hemos mostrado en muchos de nuestros debates. Si yo hubiera sido investigador, lo primero que hubiera hecho estos días habría sido venir a felicitarme porque haberme ofrecido un programa de trabajo para los próximos 50 años por la cantidad de temas que hemos puesto sobre el tapete. Para empezar, desde luego, esa cosa todavía tan vaga como el concepto de ‘periodista digital’. Al respecto, lo único que sabemos es que nos referimos a algo cuya médula, esqueleto y señas de identidad se están quedando por el camino. Los apenas 200 años de vida del periodista parido por el modelo de comunicación de la Revolución Industrial pareciera encontrarse entre la espada y el bit. Hemos puesto sobre la mesa una gran riqueza argumental sobre él contenido y funcionamiento de los medios electrónicos. Está claro que la idea de publicación electrónica todavía tiene demasiadas connotaciones procedentes del ancien régime. Habrá que levantar vuelo para imaginar cómo serán los nuevos medios a partir de una representación diferente del conocimiento. El debate en el taller de esta mañana [los hipocentros del hiperlenguaje] nos ha mostrado la distancia que existe entre el hipertexto y la representación circular del conocimiento.

Bueno, puedo decir un millón de cosas más. Voy a cerrar con un par de cosas prácticas. Una es que vamos a responder lógicamente a vuestra demanda de que el congreso tenga continuidad. En este momento no tenemos una idea clara de cómo lo vamos a hacer, pero recibiréis propuestas al respecto. Estamos pensando en crear plataformas de discusión a fecha fija, moderadas por un grupo de expertos durante un tiempo y después abiertas a todos los participantes, con el fin de obtener conclusiones que se traduzcan en proyectos, en conocimientos que nos permitan trabajar mejor en la perspectiva de la Sociedad de la Información. Tendremos que idear algún tipo de dispositivo tecnológico que nos permita hacer esto. Por suerte este congreso ha tenido su propio Mago de Oz, Carlos Gascón, quien con la desinteresada colaboración de Pangea y Frankie (de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería de Telecomunicaciones-UPC), ha resuelto problemas que muchos de nosotros, legos en la materia, no habríamos sido capaces ni siquiera de formular.

El congreso parece ser que va a tener continuidad porque, como pasa siempre que la gente se divierte enseguida aparece algún economista y dice: aquí hay dinero. De alguna manera, la diversión y el goce de estos tres días tiene valor de mercado. Por algo el ocio y el entretenimiento constituyen uno de los sectores más ricos y potentes de la economía mundial, no solamente dentro de Internet. Debe ser por eso que ya nos han hecho ofertas concretas para el siguiente el congreso e incluso para que éste sea itinerante, y cómo no, que el siguiente se celebre en Madrid. Habrá que tomar una resolución al respecto.

Y voy a terminar agradeciendo a los responsables de algo que me habéis manifestado reiteradamente desde el primer día: qué bien organizado está este congreso. Como buenos habitantes de esta piel de toro, somos todos unos consumados escépticos. Nuestra primera reacción ante algo que funciona como la seda es «aquí hay gato encerrado, esto no puede ser que pase en mi casa, esto está bien organizado, yo vengo, me reciben, y digo que me llamo Pepito Pérez y aparezco, me entregan una cartera y me dicen ‘por aquí’ y es cierto, ahí empieza algo. Y ese algo funciona con toda tranquilidad, hay traducciones simultaneas a 3 idiomas…», en fin no voy a numerar todo, pero es demasiado para nosotros. El cuerpo no nos pide esto, el cuerpo nos pide un poco de desconcierto, de descontrol y de tumulto, no fastidiemos. Venimos de la cultura de Internet, somos expertos en gestionar el caos, no en vivir en ámbitos organizados, y esto nos ha producido pequeños traumas personales y grandes choques culturales. Todo el mundo se ha sentido en la obligación de venir y decir ‘Joder, qué bien está organizado esto, tú, qué bárbaro’. Hemos tardado un poco en cambiar el discurso y reconocer cosas como «he conocido a fulan@, una persona fascinante».

Detrás de este evento tan sorprendente se ha movido la gente de Grup Serveis, que ha vivido durante meses en el filo de la navaja, y esto lo que tenéis que apreciar en todo lo que vale. En el filo de la navaja porque económicamente las cuentas no salían y había que tomar decisiones constantemente para decidir con qué déficit nos íbamos a mover y qué recursos podíamos utilizar, y en segundo lugar, porque hasta hace unos días no había inscritos. Porque, dejémonos de cuentos, nosotros, como participantes en los Congresos, no somos tampoco la quintaesencia de la organización y dejamos todo para el último minuto. Sin embargo, Grup Serveis ha hecho el milagro de convertir en pura seda todo lo que ha tocado.

Carme Peiró en la coordinación y Anna Solana y Sílvia Llombart en la Secretaría de Organización han constituido el núcleo duro de este evento. No me imagino nada de lo que hemos hecho sin ellas. Carme Peiró ha jugado un papel clave para mantener en alto el espíritu del grupo organizador. La cadena sigue con los coordinadores de seminarios y talleres, quienes han mantenido en funcionamiento la maquinaria del congreso online y han hecho posible el nivel conseguido en la fase presencial. Durante estos meses, siempre he tenido la impresión de que David de Montserrat, para nosotros David Nono, ha vivido dentro de la web. No importaba a qué hora le mandaba una ponencia, un minuto después recibía el consabido mensaje: «Colgada». Más de una vez pensé que se trataba de un correo electrónico con contestador automático. Pero no, la ponencia efectivamente ya estaba colocada en la web.

En estos días, mucha gente nueva ha colaborado para que el congreso transmitiera esta sensación de organismo vivo y saludable. Lavinia TV ha retransmitido por RealVideo y RealAudio todas las sesiones. Sabemos que cientos de personas en toda España, América Latina y Estados Unidos han seguido puntualmente el congreso a través de Internet. Boton Cybercomunicaciones emitió el taller de educación por videoconferencia. El personal de la UPC, en particular sus técnicos, se han desvivido por nosotros como si Maig’98 fuera de ellos. Periodistas de la Associació de Dones Periodistes de Catalunya (ADPC) y estudiantes de periodismo han trabajado en todos los seminarios y talleres para elaborar las conclusiones y obtener las primeras impresiones de los coordinadores. Todo aparecerá en la web dentro de poco.

El Col.legi de Periodistes de Catalunya nos respaldó desde el principio, algo muy importante para poder actuar en el mundo real, donde las listas de distribución electrónica, como la del GPD, no son ni bien ni mal vistas, no son vistas y punto. El apoyo del Col.legi ha sido crucial para llegar hasta este puerto. La UPC no dudó ni un instante en poner sus instalaciones a nuestra disposición, una apuesta que muestra claramente su espíritu innovador. No es habitual este matrimonio formal entre la ingeniería y la comunicación, por más que Internet es el producto de ambos campos. Esperamos que esta colaboración prosiga y siga brindando frutos tan enriquecedores.

La Comisión Europea nos ayudó a publicar el libro de ponencias.

Finalmente, el recuerdo para los patrocinadores sin cuya ayuda el déficit de este congreso habría sido tal que el siguiente lo habríamos tenido que organizar en las Seychelles, lugar de nuestro refugio.

A todos ellos muchas, muchísimas gracias. Sin vuestra participación, nunca habríamos disfrutado tanto estos tres días y nos habríamos perdido una experiencia, que sin duda, nos acompañará por siempre. Salut.

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